jueves, 2 de febrero de 2012

Spira 2006

Spira 2006
En un mundo en el cual nos damos cuenta de que el cambio climático es una realidad y, cada vez mas, nuestros enólogos y los maestros bodegueros buscan terrenos más fresco, bien situándose más al norte, o bien buscando altitudes elevadas donde mitigar los efectos adversos sobre la viña, nos encontramos vinos como el que hoy vamos a catar: Spira, vino que nace en la zona norte de Sierra Nevada, en unos terrenos de altitud considerable, donde el Marqués de Casa-Pardiña ha buscado contraste térmico, frescor y una tipicidad única y diferente para su nuevo vino.
Nuestro vino de hoy, Spira, es un copage entre las variedades de Tempranillo, Cabernet Sauvignon y un toque de Merlot, todas ellas asentadas sobre terrenos arcillosos que, aunque tengamos la idea de que son suelos fríos, poco aptos para la viña y que producen vinos muy ácidos, nos encontramos con excepciones, como la del vino que nos ocupa hoy, que nos aporta ricos toques minerales, muy elegantes y sofisticados que sin duda lo distinguen.
Spira nace en un clima continental acentuado, pero de características muy frescas, debido a la proximidad de la cara norte de Sierra Nevada. Viñedo situado en la localidad de Huélago, en la finca de San Torcuato, de 450 Ha, de las cuales plantadas de viña tenemos una pequeña cantidad, que producen unas escasas 20000 botellas. Unas viñas a más de 1000 metros de altitud, paraje idílico para la viña, donde el contraste térmico entre el día y la noche, las largas horas de insolación -estas con una luminosidad casi celestial- y las temperaturas más frescas que las habituales en las zonas centrales de Granada, crean las condiciones idóneas para crear un gran vino -o que, por el contrario, impiden el cultivo de la viña por sus condiciones extremas.
Criado en roble francés, americano y lituano de grano fino y tostado medio, forman una selección de maderas complicada, que su enólogo ha bordado, dándole una crianza muy estudiada y bien trabajada, que modela un vino de armonía inimaginable, y aromas sutiles.
De su cata diremos que posee un precioso color rojo rubí intenso, matizado por la madera, de nariz más que interesante con ricos aportes de fruta muy presentes, frescos, sutiles y atractivas notas de cacao, maderas nobles y ricas fragancias especiadas, sutilmente perfiladas por los aromas minerales. Pero destaco también una boca carnosa muy envolvente. Todo ello junto a una cierta complejidad que nos lleva a un vino sumamente diferente, que merece ser probado.
Por último destacar la faceta humana que tienen los vinos, y que creo que forma parte de su liturgia y de su encanto. Spira, de bodegas Marqués de Casa-Pardiñas, me llega de la mano de su delegado en Cataluña Miguel Esteve, amante de los vinos y, como yo, formado en la vieja escuela, con el cual tuve una larga y amistosa conversación, en la que recorrimos mil y un vinos para acabar hablando de Spira con el cariño que un padre ofrece a su hijo. Pero, una vez probado Spira, solo se puede decir que tenía toda la razón, que tenemos por delante una joven promesa que sin dudarlo va a triunfar en este mundo tan selecto del vino. Spira es una apuesta segura, de futuro.

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