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Uno de mis mayores secretos confesados, es que soy un amante, un entusiasta de los vinos dulces, siempre los he defendido a ultranza, y creo que se les debe dar el reconocimiento gastronómico, que se merecen, pues es todo un placer acabar una buena mesa, con un fantástico postre y este sin duda es merecedor de que se le acompañe con un gran vino dulce el cual es su mejor aliado.
Cuando se habla de vinos dulces, podemos referirnos a toda una amplia tipología de ellos, tipología que hacen referencia a su elaboración, crianza, o variedad de uva utilizada, el vino de hoy será una combinación de todas ellas. Pues quiero que conozcáis un px de alta gama de gran calidad, mítico y exclusivo. Es el px de Spinola, dulce de Xerez, del cual solo hay anualmente 4000 botellas para todo el mundo y en Cataluña se disponen de 400 botellas, y que para su adquisición se debe hacer un cupo firmado por contrato años antes de la entrega, cupo del cual yo dispongo de 18 botellas anuales.
Spinola px es un genial vino dulce muy viejo, elaborado como bien indica su nombre con la variedad px, pedro ximenex, variedad blanca, con la que se hacen vinos sumamente delicados y sutiles que gracias a su larga crianza y elaboración adquieren con el tiempo esos matices ambarinos que tan bien los caracterizan
Es un delicioso vino de color ambarino, casi leonado, denso, que debido a su concentración de azucares residuales, sus lagrimas tan densas cubren toda la totalidad de la superficie de la copa, dándole una elegancia soberana. En la vista es casi un néctar una linda melaza, en nariz desde el momento de su decantación en la copa, esta fina, trasparente de reducido tamaño, y de boca ligeramente cerrada, es sin necesidad de removerlo una cascada de aromas, nunca mejor dicho, aromas tan finas y delicadas que se podría decir que es un perfume de alta cosmética. Recuerdos de la paja de los cestos de asoleo, frutas confitadas escarchadas, miel de romero, cítricos, dulces maduros, uva seca, pasa sultana, canela, jengibre, clavo. Maderas finas: caoba, cerezo, roble, tonos tostados: café torrefacto, regaliz, e incluso notas de anís estrellado, jamás un vino me había trasportado tantas sensaciones olfativas. La boca más que sedosa es delicada, elegante tan dulce como la miel, y sin embargo no empalaga pues su acidez equilibra la sensación dulce de este vino del cual deseas, más que desear creas la dependencia de tomar otra copa de él. Largo en su recorrido y estructura, persistente al tiempo y a su maridaje, un orgasmo sensitivo.
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