lunes, 26 de diciembre de 2016

Reflexión de los 50



 

Reflexión de los 50



Hoy este día tan señalado para mí, donde he llegado a los 50 años, a ese medio siglo de vida, inconscientemente he sentido la necesidad de detenerme y sentarme de reflexionar, de pasar unos segundos conmigo mismo y  meditar, de verme y encontrar a mí mismo al Paco de siempre el que mejor o peor todos conocemos, posiblemente por temer del salto de decenio, y seguro que a eso que los psicólogos denominarían “el síndrome de la crisis de los cincuenta” que dramatismos aparte ha sido una buena excusa para hablarme y contestarme.
Por algún motivo lo primero que he hecho ha sido mirar hacia atrás y valorar de este largo viaje, lo pasado, lo bueno, lo menos bueno y lo malo también. De ello sin duda lo que más me ha entristecido ha sido ver la falta de algunos seres muy queridos que han formado parte de mi infancia de entender que ya no estarán más ahí.
Por la parte  positiva, de esa mirada atrás, creo que toda mi vida ha sido maravillosa, mis padres y mi familia, esa parte tan importante de la vida de todos, de sentirme orgulloso de mi ciudad tan importante para mí. Sin duda el orgullo de mi trabajo de mis logros y de mis fracasos, de las metas que siempre hemos tenido, digo hemos porque detrás de una gran vida, la mía esta mi pilar, la persona más importante que gracias a ella hoy soy el que soy, mi mujer, Mari quien siempre ha cargado con todo el peso de nuestra vida, y quien me dio lo más querido y amado de mi existencia mi hija Celia, presumo de que conmigo, en este el viaje de mi vida, me acompañan dos grandes mujeres, que guían mis pasos sean los que dé, mis dos grandes amores, Celia y Mari.
Gracias a dios, también  he tenido la gran suerte, de tener todo el amor del mundo en forma de mis sobrinos y sobrina, mi Judit, mi Alex y mi Hugo, y que por desgraciadas circunstancias de la vida, hizo esta, que con Alex tenga algo muy especial, pues es mi niño.
Pero ahora toca mirar hacia adelante a ese futuro que deseo sea igual de bonito que el tiempo pasado, y que desde ahora hasta el final de mis días pueda seguir desarrollándome y creciendo más como persona. Desearía un futuro, en donde mis seres queridos estén siempre conmigo y estén llenos de salud, amor y prosperidad.
Donde mis amigos estén junto a mí, disfrutando de ellos, llenándome de su sabiduría, y viendo el horizonte con salud y prosperidad, ampliando deseos y creando futuro, aunque este esté ya en su recta final, que esperamos sea dentro de muchísimos años, reencontrándome  con los amigos perdidos o disipados, que aunque ahora no estén cerca siguen siendo mis amigos, esa parte tan importante de mí.
Gracias a todos y todas los que estáis ahí , a mis amigos y menos amigos, gracias por darme apoyo y consejo, por aguantar mis brasas y tostones, pero los que me conocéis, sabéis que soy así, y así quiero seguir y espero nunca cambiar.
Salut, para el año que entra, y sobre todo “Bon vi”.