lunes, 30 de enero de 2012

Publicado en 15 dies el  30 de Octubre de 2011  http://www.15dies.com/index.php/seccions/colmlaboradors/paco-cordero/296-los-vinos-de-calonge


De todas las denominaciones de origen de Cataluña, la que ha experimentado un verdadero auge en los últimos tiempos, es sin duda la D.O. Emporda, una zona vinícola muy dinámica y que sabe conjugar una la tradición con una nueva generación.

En el Empordà podemos encontrar muchos y muy buenos vinos no amparados por la denominación de origen asi como también muchos vinos tradicionales o de payés.
Destacar, estos últimos, los vinos de payés, tradicionales de toda la vida, elaborados en las mismas bodegas, y con los mismos métodos que los abuelos de la zona utilizaban. Vinos con un pasado y, a mi criterio, también con un futuro, pues de alguna manera nos gusta volver a los orígenes. Éstos, de alguna manera, han conservado muchas de las variedades ancestrales autóctonas que, de forma natural, se han adaptado durante siglos al terruño.
Por otro lado están los vinos de nuevo corte, vinos procedentes de bodegas con tecnología actual, y con un concepto moderno que plasman en sus vinos bodegas y enólogos inquietos. que han apostado por el Empordà, como zona diferenciadora de sus productos.

De todas formas, modernos o tradicionales, son vinos a destacar más que interesantes, con gran estilo propios, que los diferencia de la globalización que existe en el mundillo del vino. Estos son los “vinos de la tramontana”, vinos con marcado carácter Mediterráneo, unido al aroma y sabor del macizo de les Gavarres.

Un bonito rincón, en este preciosos Emporda es, sin duda, Calonge. Pueblo milenario de viñas y vinos que, como ya he contado, se encuentra, entre la modernidad y la tradición ancestral. Un gran viñedo, verde y frondoso, lleno de variedades tradicionales que me atrevería a decir únicas, autóctonas y, también, parte de las mal llamadas mejorantes. Este viñedo está ubicado en las estribaciones del macizo de les Gavarres y la gran bahía que crea Palamós y Sant Antoni de Calonge. Zona y viñedo con un precioso paisaje.

El municipio ocupa aproximadamente 34 km cuadrados, de los cuales una parte importante está dedicada al viñedo y los árboles frutales. Muchas de sus bodegas te trasportan a tiempos remotos, donde el tiempo pasa despacio y las cosas se hacen sin prisas, sencillamente porque han de quedar bien, poniendo en ello el máximo esmero. Si bien es cierto que en Calonge la mayor parte del vino conserva este sabor rural, de antaño. También podemos encontrar alguna bodega novedosa y alguna bodega puntera en el panorama vinícola catalán, como es del caso de Celler de Mas Gil, con su ya mítico y cotizado Clos de Agon, sin duda unos de los vinos catalanes de mejor posicionamiento a nivel nacional. Muy bien valorado y puntuado por esos mediatizados “gurús” del vino (los cuales podeis ver que no son santo de mi devoción).

Pero lo idílico de Calonge es pasear entre sus viñas sin prisas, como yo hago desde hace muchos años y llegar hasta la heredad de Mas Pons Joan, una magnifica casa de payés del siglo XII. Una masía que a mí me encanta de forma particular, un pequeño “celler” de vinos tradicionales de payés, rurales, muy bien elaborados y muy ricos y divertidos que pueden hacerte disfrutar de muy buena manera de tus vacaciones estivales. Joana y Manel, propietarios del Mas, son gente encantadora y entrañable, que de muy buen grado te enseñan su bodega y te explican sus vinos. Además en la casa podemos encontrar fruta y hortalizas de temporada buenísimas, recién recolectadas de sus tierras: Melocotones de diversas variedades, higos, tomates, sandías y, al final de la temporada melones de secano, son parte de lo que allí podemos encontrar.

Otra de las bodegas, que gracias a antiguas leyes de comercio catalán han podido llegar hasta nosotros, aun en activo, salvaguardando la tradición y el patrimonio vinícola catalán es el Mas Molla, “celler” familiar y tradicional regentado por la familia Molla desde el siglo XII y al que, ahora, Montse Molla, su generación activa, una joven enóloga, conserva su legado de viñas únicas de variedades autóctonas, que sus ancestros plantaron en esos terruños y, durante siglos y se han adaptado de forma prodigiosa al entorno.

Vinos siempre de payés de carácter local, que para muchos puristas quizás sean rudos y sin interés, pero que, a mi criterio, han mantenido la personalidad de la zona y tienen unas características diferenciadoras. Como Montse me contaba. a criterio de uno de los mejores sommelier de España, “la perfección de lo imperfecto”. Sencillamente maravillosos a mi criterio, siempre sin buscar en ellos nada más que la expresión del terruño y la tradición local y catalana.

En el pueblo podéis encontrar más elaboradores y bodegas dignas de mención como es el caso de Celler del Castell de Calonge. Lo mejor no es que yo lo cuente, sinó que vosotros os deis el gusto, un día, de pasear por este precioso viñedo llamado Calonge.
 
 
 

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