Visita bodega Can Sam
El centro excursionista Puig Castellar de Santa Coloma de Gramenet, A
organizado unas visitas guiadas a la masia de “can Sam”, para conocer desde
dentro esta preciosa casa pairal del siglo XVI, y ver su bodega, con la
intención de reencontrarnos con la antigua tradición Colomense de la viña y el
vino, pasado noble de nuestro pueblo, y que hoy casi ignoramos de su existencia.
Pasado rodeado de viñas, un pasado muy reciente, que nuestros mayores
recuerdan con nostalgia como bien nos recuerda Josep Blanchart en un párrafo de
su libro a “la trasformación de un pueblo en ciudad”, Blanchart nos cita “tot eren vinyes, no sabria si riure o plorar, però me’n faig
creus quan penso en la meva infantesa i recordo el poble, que les vinyes arribaven
fins a l’escorxador, quasi tot el Parc d’Europa, fins al final del carrer de
Sant Jeroni, fins a les mateixes parets del cementiri vell, des del carrer
Camil Rossell passant per la Ciutadella alta i baixa fins a prop del torrent
d’en Bufa, fins a tocar la rambla Sant Sebastià. Deu ser que sóc molt més vell
del que penso, o potser és que m’ha passat el temps volant”. Recuerdo cariñoso
de ese pueblo rodeado de viñas.
Cups, prensa, derrapadora, barricas y olor a bodega!, así es como empezó la
visita, a la antigua bodega de Can Sam, un paseo por un pasado que es casi aun el presente, ese pasado de
viñas, bodegas y vinos de nuestro pueblo que nos relata Josep Blanchart,
recuerdo aún vivo de aquellas vendimias llenas de trabajo y esfuerzo que daban
el fruto, en forma de vino.
Can Sam, antigua masía del siglo XVI, pero con indicios de asentamiento
humano en ella desde época le los romanos, fue no hace aun mucho tiempo, un
centro logístico de importancia en la Santa Coloma vitícola, en sus bodegas
cada año se elaboraba cerca de 30000
litros de vino, en sus 45 toneles, en las
dos estancias que la masía posee para este fin, una de ellas es la zona
de elaboración y la otra es la sala donde descansaban los toneles estos
repletos de vino para su conservación, vinos de diferentes tipologías y
elaboraciones, desde los blancos de malvasía, pasando por tintos de poco color,
y también dulces, y rancios, especialidades tradicionales de la zona.
Portadoras, bots, cups, prensas, cestas, bombas, e incluso “Barralons” un
pequeño tonel autóctono de Santa Coloma que servía para el trasporte y venta de los vinos del
pueblo, de estos barralons, ya hace constancia escrita Galobardes, sobre 1750
de su uso en su manuscrito, todos estos objetos están de manera intactos,
inertes, pero con vida, casi que parecen
estén esperando, llegue un nuevo otoño, una nueva vendimia, para poder volver a
funcionar, nostalgia del tiempo perdido como seguramente algún poeta o filosofo
diría, pero la verdad es que ese rincón mágico de Santa Coloma aun despierta
chispas de alegría, de nostalgia, y por qué no de sentimiento, de un
sentimiento perdido de una tradición milenaria de la elaboración del vino. Un
recuerdo que todavía tienen plasmado en su retina los moradores de la masía de
Can Sam, Jaume, Rosa y su madre Elvira, que ven desde la nostalgia ese lindo
pasado.