domingo, 25 de agosto de 2013

La viña de las Viñas bodega Régoa



 
Siempre he dicho que gracias a mi profesión soy un privilegiado, primero porque tengo la gran suerte de trabajar en aquello que más me gusta y por otro lado que ello, me ha permitido probar y visitar un montón de vinos, bodegas y viñas, lo cual si ningún tipo de dudas me ha enriquecido en conocimientos y cultura.

He tenido la gran suerte de poder viajar mucho, en todos estos años, que me dedico al conocimiento de la cultura enológica, Chile, Francia, Estados Unidos, Alemania, Italia, son una pequeña muestra de ello y reconozco que en todos los lugares que he visitado, he encontrado algo realmente significativo, algo maravilloso, o simplemente algún vino que me ha llegado a emocionar.



 







Este año, de nuevo, he ido a uno de mis entornos preferidos la Ribera Sacra, un viñedo único, agreste y muy difícil, que obtiene en sus vinos el autentico carácter gallego.

Los viñedos de la Ribera Sacra son citados ya en el siglo XII, por la reina Teresa de Portugal que  denominó, por primera vez, a estas tierras RIVOIRA SACRATA por su gran riqueza monástica. Fueron las órdenes religiosas, principalmente benedictinos y cistercienses, las que favorecieron el resurgir del cultivo de la vid en terrazas (socalcos), respetando la configuración del terreno legada por los romanos, y que perdura en nuestros días. Estamos ante los viñedos más antiguos de Galicia.




Tenía muchas ganas de ver y visitar el viñedo y la bodega, del mago de la viticultura extrema José María Prieto, con su consolidado proyecto,  bodega Régoa en el corazón de Amandi. Quizas sin duda alguna, la viña más bonita de todas las que he visto nunca, un paraíso terrenal extremo, al límite de lo posible y también de lo imposible, viñas que llegan a estar en una pendiente del 80%. Once hectáreas de cultivo en terraza, pendientes del 80% como he dicho y orientación sur que contactan en su cota más baja con las orillas del río Sil.

 Los viñedos de la Ribera Sacra son citados ya en el siglo XII, por la reina Teresa de Portugal que  denominó, por primera vez, a estas tierras RIVOIRA SACRATA por su gran riqueza monástica. Fueron las órdenes religiosas, principalmente benedictinos y cistercienses, las que favorecieron el resurgir del cultivo de la vid en terrazas (socalcos), respetando la configuración del terreno legada por los romanos, y que perdura en nuestros días. Estamos ante los viñedos más antiguos de Galicia.

Aquí en estas bastas condiciones, donde su acceso se realiza por una pista forestal, que roza (los que la bajamos por primera vez) el pánico, la Mencia se encuentra en la Gloria, está en su entorno natural y da de sí su máximo potencial, maduraciones muy lentas, largas,  y muy completas. Estas condiciones, junto a las características del suelo (tierra pizarrosa y arenisca, bien drenada) con la roca madre a escasos centímetros del suelo con muy poca materia orgánica, y suelo muy poco profundo además de  un clima adecuado, benigno de días soleados y noches frescas, configuran el ¨terroir¨ ideal para la obtención de un vino espléndido,  muy estructurado, con gran concentración fenolica, y de un maravilloso corte Atlántico.

Tambien  Jose Maria tiene plantado además de la Mencia, Alvarello, Caíño y Sousón. De antigüedad superior a los 15 años y producción máxima de 2 kilogramos por cepa.

Esta viña por su configuración así como por su belleza paisajística es sin dudar la viña  de las viñas, quizás si miedo a equivocarme la viña mas bella.










No hay comentarios:

Publicar un comentario