jueves, 11 de octubre de 2018

Bodega Pérez Pascuas Viña Pedrosa

Bodega Pérez Pascuas
Viña Pedrosa






Lo mas maravilloso de un vino, es que, junto a su aroma, color y sabor, se exprese también su alma, esa alma que en algunos vinos se manifiesta y te llegan a emocionar.
El alma de un vino se podría expresar como ese sentimiento de emoción, de pasión por el, de que te expresa algo más que el simple disfrute, de sus aromas y sabores. El alma de un vino es el conjunto de muchos factores, lógicamente son los factores de su ubicación del suelo donde se asientan las viñas, marcado por su climatología, pero es también el entorno de un viñedo plasmado en su identidad, además el alma de un vino son los factores humanos que los diferencian, la pasión en su cuidado en viña, la pasión en su elaboración, pero en definitiva la pasión de las personas que hay detrás de él.

Detrás de él, pero no tan solo en su elaboración, que lo es de importante, pues son esos maestros enólogos los que sufren tanto en transformar la uva en un buen vino, su pasión y buen hacer sin duda marcan el alma de un vino. Pero también, detrás del alma del vino, están aquellas personas que se emocionan y te hacen emocionar con el vino, la marca y el proyecto, que hay escondido con ese vino, y que descubres cuando esas personas te hablan de él. Cuando te trasmiten y comunican la diferencia marcada de sus productos, estas personas que llevan grabado a fuego sus vinos en el corazón.
Por lo tanto, cuando hablamos de vinos maravillosos, singulares y únicos con sentimiento y alma, hablamos también de las personas que lo hacen así de único y maravillosos. Esta parte es posiblemente la que en muchas bodegas falta y que con sus buenos vinos no llegan a emocionar.
Todo esto lo escribo, porque después de descubrir en una cata de vinos de Viña Pedrosa que realizamos en el Cantó del Vi, de la mano de sus profesionales Juan de la Vega y el comercial de su distribuidor en Barcelona Víctor Amadado, nos llegaron a hacer sentir de lleno esa  singularidad y profundidad de sus vinos y de la bodegas, en definitiva que llegaron  a emocionar no tan solo a mi si no también a cuantos en la cata estuvieron, desatando el alma de los vinos de la bodega Pérez Pascuas, y entrando a formar de parte de pleno derecho del exclusivo club de los vinos con alma. De ese club que no solo trasmite sensaciones organolépticas, sino que también tramiten pasión, emoción y que sus vinos ilusionan con su alma.

Vinos sin duda elaborados y creados para poder tener una larga vida, vinos longevos, pero que en la cata estos vinos nos enseñaron que ya estaban listos y dispuestos para el disfrute de ellos inmediato. Vinos francos con carácter y con una sutileza y elegancia que enamoraban en cada sorbo, en cada trago de ellos.


Se disfruto de Cepa Gavilán 2013, una crianza actual fresco y de marcado carácter, sin duda una apuesta de la bodega por un vino de corte y carácter mas jovial y moderno. Seguido de su referente el crianza de la añada actual 2015, genio y figura, dónde destaca el marcado carácter de la bodega y el estilo de esta, se continuo con otra de las apuesta singulares emocionantes y atractiva de la bodega La Navilla, un reserva de finca que envejece 20 meses en madera francesa y denota elegancia por donde lo mires, y el final de fiesta otro de los vinos de marca de filosofía de la bodega Viña Pedrosa reserva, cenit apoteosis de una velada llena de sensaciones.

Si dudarlo afirmo y aseguro que, los vinos y las personas, que están detrás y forman su personalidad de Perez Pascuas, crean una bodega única con mucha alma y un sentimiento muy especial.

Salut, vi i Perez Pascuas.